
Por Cristina Tordin
La participación de los agricultores familiares en redes de sistemas orgánicos se ha consolidado como una innovación social importante, promoviendo la inclusión y mejoras en las condiciones de vida. En Brasil y España, estas redes han mostrado un crecimiento importante en las últimas décadas, con soluciones que impactan positivamente en la producción y el consumo de alimentos orgánicos.
La investigación realizada por la investigadora Lucimar Abreu, de Embrapa Meio Ambiente, analizó la dinámica de funcionamiento de estos sistemas colectivos ante las políticas públicas que incentivan el sector. “La investigación se realizó a través de estudios de casos en Brasil y España, utilizando técnicas cualitativas constructivistas”, explica.
En España, la promoción de sistemas alimentarios ecológicos se ha convertido en una prioridad con la adopción de políticas alimentarias urbanas por parte de la Unión Europea, especialmente tras la aprobación del Pacto de Milán en 2015. Muchas ciudades españolas, como Segovia en Castilla y León, han desarrollado estrategias basadas en el consumo de alimentos locales y ecológicos. En Segovia destaca el programa Alimenta ConCiencia, que integra a productores, investigadores, comercializadores y restaurantes en una red centrada en la sostenibilidad y la producción ecológica, con metas fijadas al 2030.
En Brasil, la investigación se centró en el Valle de Ribeira, en São Paulo, centrándose en los impactos de las políticas de compras institucionales, como el Programa de Adquisición de Alimentos (PAA) y el Programa Nacional de Alimentación Escolar (PNAE). El estudio buscó comprender cómo estas políticas influyen en la organización social de los agricultores, el funcionamiento de las redes de producción orgánica y los desafíos locales. Según Abreu, son necesarios ajustes, especialmente en lo que se refiere a la prestación de asistencia técnica adecuada y a la revisión de los mecanismos que garanticen el cumplimiento de la ley PNAE, que exige que al menos el 30% de la alimentación escolar sea adquirida a la agricultura familiar.
El investigador también destaca la necesidad de profundizar el conocimiento sobre la transición agroecológica. La falta de apoyo técnico impacta directamente en el tejido productivo, la organización social y la operacionalización de los programas públicos. En este sentido, la asistencia técnica especializada en agricultura orgánica es esencial para el éxito de las redes.
En España, los actores clave entrevistados destacaron que la producción orgánica requiere redefinir los circuitos de comercialización, transporte y consumo. Existe consenso entre los participantes sobre la necesidad de valorar los circuitos locales de producción y comercialización, con sistemas de certificación participativa. Además, los entrevistados enfatizan la importancia de reconocer la diversidad de estilos de producción ecológica y el pluralismo conceptual entre la agricultura orgánica y la agroecología.
Representantes del Ministerio de Agricultura español reforzaron que la agricultura orgánica y la agroecología tienen como objetivo mejorar la producción económica, promover hábitos alimentarios saludables y garantizar la sostenibilidad. Las campañas en defensa de la alimentación saludable son más efectivas en la provincia de Segovia que en el Valle de Ribeira, donde estas iniciativas aún están en sus inicios.
La participación de agricultores familiares en redes orgánicas, ya sea en Brasil o España, apunta a soluciones sostenibles, inclusivas y de fácil implementación. Además, promueve la reflexión sobre los desafíos del modelo agrícola convencional y la necesidad de apoyar el desarrollo de circuitos de producción y consumo de alimentos locales y sostenibles.
El estudio completo se puede consultar en Cuadernos de Agroecologia.