En términos prácticos, la certificación emitida por una empresa reconocida por el SAG tendrá el mismo nivel de una otorgada dentro de la UE. Los chilenos certificados podrán colocar el sello "bio" (en la foto) del conglomerado europeo en los empaques de sus productos. "Es un espaldarazo enorme para la producción orgánica en Chile, pues es un sello reconocido y valorado en un mercado de más de 500 millones de personas", afirma Rodrigo Vega, agregado agrícola de Chile ante la UE.